Catequesis y dinámica sobre el Jueves Santo

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Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos». Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».

Juan 13, 1-15

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1. -Las Lecturas de la Solemnidad

1.1 Primera Lectura: Ex 12, 1 -8. 11 -14

1.2 Segunda Lectura: 1 Cor 11, 23 -26

1.3 Evangelio: Jn 13, 1 -15


2. Catequesis

2. 1 Meta

Las grandes fiestas sirven para que los niños (7 años y más) participen en la liturgia de la parroquia bien apostados en la primera banca donde pueden observarlo todo. El Jueves Santo se presta mucho a mantener la atención de los niños: lavado de los pies, procesión del santísimo, etc. Con todo sugerimos una catequesis vivencial como preparación en la cual pueden participar también los niños de menor edad. Si es posible, animamos a los padres a que junto con los niños vayan a visitar los «monumento», es decir, los altares de adoración del Santísimo Sacramento en las diversas parroquias. La meta consiste en que los niños descubran el Jueves Santo como una solemnidad donde Dios manifiesta su amor infinito en Jesús sacramentado.


2. 2 Catequesis

Observación

Ofrecemos una versión  de la Pascua judía muy  adaptada para niños. No es falta de respeto a nuestros hermanos del pueblo elegido. Es la misma fiesta que celebró Jesús para transformarla en la celebración de la Nueva Alianza. Es muy conveniente que los catequistas conozcan cómo se celebra la Pascua judía.


Preparativos

El catequista ha preparado una mesa con mantel blanco, flores, velas y en un plato grande lo siguiente: carne asada fría (si es posible del Cordero), hojas de lechuga lavada sin aderezo, hierbas amargas, huevos duros sin cáscara, una gran jarra de vidrio con vino tinto dulce (bien aguado, por supuesto), frutas secas, panes ácimos. Ante el asiento de cada niño un plato y un vaso. El catequista se deja ayudar por varias personas adultas.


Desarrollo de la ceremonia

Catequista: Queridos niños, cada año los judíos, celebran la pascua a la que llaman pesaj. La celebran en su casa como quien participa en una comida. y al servir diversas cosas que no se acostumbran comer de esta manera como lo hacen en la cena del pesaj, la pascua judía, el padre de familia escucha las preguntas de sus hijos y les explica por qué se procede así. Es un rito que se repite cada año.

Ustedes saben que Jesús ha sido judío. Él también ha celebrado el pesaj, la pascua judía con sus discípulos. Nosotros vamos a celebrar el pesaj, la pascua judía, y vamos a entender mejor cómo hizo Jesús en la última cena.

Primero se hace una revisión del lugar porque no debe haber ni una migaja de pan fermentado en la casa.

-Revisión del lugar (penitencial)

Acompañado de varios niños con velas encendidas el catequista revisa el lugar en donde se va a desarrollar la ceremonia. Se fijan en los rincones. Se recogen los pedacitos depan y de papel que se han dejado a propósito.

Niño preguntón: ¿Por qué revisamos todo el salón?

Catequista: Queremos celebrar como Jesús una fiesta que recuerda la liberación de los israelitas de Egipto done habían sido esclavos por muchos años. Los judíos debían sacar hasta el última pedazito de pan fermentado para que haya sólo este pan que tenemos aquí que es un pan ácimo, sin fermento.

Niños preguntón: ¿Por qué hay que quitar todo pan fermentado y el papel que estaba allí.

Catequista: Relata la salida apresurada de Egipto y como tenían que llevarse la masa sin fermentar. Tener el pan sin fermentar es recordar que también hemos de salir de Egipto. Miren, si no hubieran salido de Egipto Jesús no habría nacer como judío. Y nosotros somos cristianos hoy porque Dios preparó el pueblo judío para su hijo.

Niño preguntón: ¿No se hubiera podido hacer esto ayer?

Catequista: Para participar en una fiesta uno se viste bien, se lava y se arregla. Hemos revisado el lugar porque queremos recordarles a todos que existe todavía una limpieza más importante, la limpieza interior. Se trata de una fiesta para con Dios y por eso debemos estar limpios por dentro. Tenemos que rebuscar todo nuestro corazón hasta en los rincones más perdidos por si hay malicia, culpa o maltrato para limpiar todo esto antes de celebrar la fiesta.

Niño preguntón: ¿Como puedo hacer para limpiar mi corazón?

Catequista: Dios es bueno. El quiere que estemos limpios por dentro y por fuera. Y para estar limpios por dentro vamos a pedir perdón por nuestras faltas. Yo voy a comenzar y cada uno de ustedes revisa en su interior las cosas por las que tiene que pedir perdón: Señor, Dios todopoderoso, te pido perdón por mis pecados y por todas las ofensas de mi vida, te pido perdón por las mentiras, por haber sido violento, impaciente… ahora los que desean pueden también pedir perdón en voz alta por turno. Levanten la mano los que desean pedir perdón y yo les indicaré cuando les toca.

Niño preguntón: ¿Tú crees que Dios nos perdona cuando le pedimos perdón?

Catequista: Si, creo firmemente que Dios me ha perdonado a mí y a todos ustedes. Por eso podemos comenzar ahora con la fiesta.

(El catequista se sienta o en la cabecera de la mesa o en el centro).

-Ofrecimiento y Acción de Gracias

Se echa vino en los vasos de cada uno de los presentes y el catequista que preside eleva su vaso invitando a los niños de hacer lo mismo.

Catequista: Bendito seas Dios todopoderoso por este vino, fruto de la tierra y del trabajo del hombre. Que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos. El ser para nosotros bebida de salvación. (Todos beben un sorbo).

Se reparten las lechugas y las hierbas amargas y cuando todos están servidos se comienza a comer.

Niño preguntón: ¿Porque nos dan a comer lechuga y hierba amarga?

Catequista: Un judío te diría: Al comienzo estábamos como esclavos en Egipto. Nuestra comida eran amarguras y sufrimientos. (El catequista describe brevemente los acontecimientos del libro del éxodo referente a la esclavitud de los israelitas).

Niño preguntón: Pero hoy ya no somos esclavos del faraón. Entonces no necesitamos comer lechuga ni hierbas amargas.

Catequista: También hoy somos esclavos cuando, por ejemplo, cometemos pecados, porque nos hacemos esclavos de un faraón mucho peor, de Satanás. Así también hoy comemos hierbas amargas porque muchas veces nos hacemos esclavos del pecado.

(Se sirven huevos pasados y carne).

Niño preguntón: ¿Por qué comemos huevo pasado y carne fría?

Catequista: Dios no abandona a su pueblo. El nos escucha nos está fuerzas para luchar. (Se relata brevemente la historia de Moisés y la resistencia del faraón y el sacrificio de cordero en cada familia).

Niño preguntón: Pero esto ha sucedido hace mucho tiempo. Aquí no hay ningún Moisés. ¿Quién nos puede ayudar hoy?

Catequista: Dios es bueno. El nos ha enviado a alguien mucho más grande y poderoso que Moisés, nos ha enviado a su propio hijo, a Jesús, el Mesías, para que nos libere del pecado y de la muerte. Nació de María la Virgen y caminó por la tierra haciendo el bien a todos: enseñando, sanando a los enfermos y perdonando los pecados.

(Se sirve el pan ácimo pero no se come a un).

Niño preguntón: ¿Por qué este pan no es tan suave como el que comemos todos los días? ¿Por qué es tan duro?

Dios nos liberó de nuestros pecados y de la esclavitud. Con brazo fuerte y mano poderosa nos sacó de Egipto y nos hizo libres. (Se relata brevemente la salida de Egipto con la celebración de la noche de Pascua, el paso del Señor). Los judíos liberados comieron de este pan y murieron. Pero Jesús nos da el pan de vida eterna: la Santa Comunión. Vamos a dar gracias por el pan que tenemos delante de nosotros que nos recuerda que también nosotros necesitamos salir de Egipto:

Bendito seas, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre que recibimos de tu mano generosa y hoy te presentamos. Será para nosotros pan de vida.

Y ahora vamos a comer el pan ácimo, recordando como nuestros padres salieron de Egipto por fin libres de la esclavitud.

Niño preguntón: ¿Como fue que Jesús nos ha dado el pan de vida eterna?

Catequista: relato de la última cena haciendo hincapié en que Jesús ha celebrado la Pascua judía como la que se está celebrando y él ha tomado este pan y lo ha convertido en su cuerpo.

Niño preguntón: Estoy muy agradecido a Jesús por darnos este pan; hoy en la noche voy a la misa para recibir este pan que el sacerdote va a convertir en el cuerpo de Cristo.

Catequista: Y ahora vamos a darnos la paz porque Jesús es bueno con todos y quiere que todos seamos amigos y buenos los unos con los otros.

(Luego se sirve nuevamente vino a todos y se les invita a elevar el vaso hacia el cielo y repetir con el catequista:)

Catequista: Gracias te damos Padre Santo, porque tú eres bueno, te damos gracias por tu hijo Jesús que nos ha salvado. Te quedamos gracias por todo lo bueno que Jesús nos da en tu nombre bendito seas por siempre Señor.

(Previamente a la despedida se repasan los diferentes elementos de la Pascua judía para relacionarlos con la Santa Misa.

Canto final de agradecimiento


3. Vivencia

Se sugiere que durante este día se repita el gesto bondadoso de Jesús en las familias, el vecindario y en la calle, actos de servicio a los demás. Por ejemplo: se le ayuda a la empleada en sus quehaceres, se ofrecen para poner la mesa y servir, se ofrecen para lavar la vajilla, ofrecer a barrer la calle delante de las casas de los vecinos, etc., visitas a los enfermos, ancianos, etc.


4. Liturgia

Ciertas parroquias tienen la hermosa costumbre de bendecir panes después de la celebración de la eucaristía. Los que tienen enfermos en su casa se los llevan como saludo de la comunidad.


5. El Niño

Aprender haciendo: Cuando el niño puede hacer cosas, actuar y llevar adelante acciones que fácilmente entrañan un simbolismo catequístico, podemos estar seguros que estos recuerdos se grabarán y le acompañarán durante toda la vida. A veces será solamente una manera de sentirse, de estar juntos, de hacer las cosas juntos que permanecerá en el corazón.


6. Condición Previa

Es verdad, la celebración de la Misa en su simbolismo se ha alejado mucho del banquete como lo celebró Jesús con sus discípulos. No nos sentamos juntos para compartir el alimento porque nuestras reuniones en parroquia y comunidades son masivas es decir, el número de los presentes no permite sentarnos alrededor de la mesa para siquiera de esta manera sentirnos unidos al banquete eucarístico. Pero se proclama la Palabra de Dios, se hace oración como la hizo Jesús durante la última cena y estamos presenciando como de nueva convierte el pan y el vino en su cuerpo y en su sangre. Esto es lo que importa. Podemos ayudar a los niños en familia: Haz quienes antes de comer juntos leen un breve pasaje del evangelio y luego dicen una oración. Tratemos que tomar el alimento en familia tenga siempre un orden y esté precedido y acompañado por la oración. De esta manera hacemos una especie de prolongación o de anticipación de la mesa eucarística.

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