
La oración en familia, como toda oración requiere un aprendizaje, y una inquietud interior que nos proporcione el sentimiento de búsqueda y acercamiento a Dios Padre.
Así pues, debemos buscar el momento, el rincón, y las condiciones que nos ayuden a ello. No es fácil, ni nuestro día a día, nos permite siempre poderlo hacer como nos gustaría. Tampoco nuestros hijos tienen siempre el mismo interés, ni nosotros la misma paciencia. No obstante hemos de tratar que sea algo gratificante para todos. A veces nos veremos forzados a abreviar, pero nunca deberemos perder de vista el sentido profundo que tiene la oración en familia. Es una huella que quedará imborrable en la memoria de los hijos.