Mateo 9, 9-13. Viernes de la 13.ª semana del Tiempo Ordinario. La mirada de Jesús provoca un «estupor interior» porque sentimos dentro de nosotros «algo nuevo».
Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación DF de impuestos, y le dijo: «Sígueme». El se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: «¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?». Jesús, que había oído, respondió: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
Sagrada Escritura en el portal web de la Santa Sede
Lecturas
Primera lectura: Libro del Génesis, Gén 23, 1-4.19; 24, 1-8.62-67
Salmo:Sal 106(105)
Oración Introductoria
Padre mío, escucho tu llamado y quiero seguirte. Deseo levantarme y salir de esta meditación convencido de quitar todo lo que me aparte de Ti, porque Tú bien sabes de mis debilidades y caídas, por eso te suplico que envíes a tu Espíritu Santo para que guíe esta oración y todo mi día.
Petición
Señor, que nunca sea sordo a tu llamado y sepa responder con alegría y generosidad.
Catequesis del Santo Padre Francisco
Dejarse mirar por la misericordia de Jesús; hacer fiesta con Él; mantener viva la «memoria» del momento en el que hemos encontrado la salvación en nuestra vida. Es ésta la triple invitación que surgió de la reflexión del Papa Francisco durante la misa celebrada el viernes 5 de julio, por la mañana, en la capilla de la Domus Sanctae Marthae.
En la homilía el Papa comentó el pasaje del Evangelio de Mateo (9, 9-13) donde el autor habla de la propia conversión: el recaudador de impuestos que Jesús llama a formar parte de los Doce.
El Papa recordó la imagen de Jesús que pasa entre «aquellos que recibían el dinero de los impuestos y luego lo llevaban a los romanos». Éstos —evidenció— eran considerados hombres poco recomendables, y entre ellos estaba Mateo, «el hombre sentado al mostrador de los impuestos». Jesús lo mira y esa mirada le hace probar interiormente «algo nuevo, algo que no conocía».
La «mirada de Jesús», explicó el Santo Padre, le hizo sentir «un estupor» interior; le hizo percibir «la invitación de Jesús: sígueme». Y en aquel mismo instante Mateo «se llenó de alegría», «le bastó sólo un momento» para comprender que aquella mirada le había cambiado la vida para siempre. Es el momento de la misericordia recibida y aceptada: voy contigo». En este caso —puntualizó el Papa— no se trata de «un momento»; se trata de un «tiempo», que se prolonga «hasta el final de la vida».
Y el Pontífice se preguntó: «¿de qué hay que hacer memoria?». Justamente «de aquellos hechos, de aquel encuentro con Jesús que me cambió la vida, que tuvo misericordia, que fue muy bueno conmigo —fue su respuesta— y me dijo también: invita a tus amigos pecadores, para que hagamos fiesta». En efecto, la memoria de esa misericordia y de esa fiesta «da fuerza a Mateo y a todos» aquellos que han decidido seguir a Cristo «para seguir adelante». Esto es necesario recordarlo siempre, añadió el Papa, como cuando se sopla sobre las brasas para mantener el fuego vivo.
Santo Padre Francisco: Misericordia, fiesta y memoria
Meditación del viernes, 5 de julio de 2013
Catecismo de la Iglesia Católica, CEC
III Cristo Jesús, «mediador y plenitud de toda la Revelación» (DV 2)
Dios ha dicho todo en su Verbo
65 "Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo" (Hb 1,1-2). Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta. San Juan de la Cruz, después de otros muchos, lo expresa de manera luminosa, comentando Hb 1,1-2:
«Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra [...]; porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado todo en Él, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad (San Juan de la Cruz, Subida del monte Carmelo 2,22,3-5: Biblioteca Mística Carmelitana, v. 11 (Burgos 1929), p. 184.).
No habrá otra revelación
66 "La economía cristiana, como alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo" (DV4). Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido en el transcurso de los siglos.
67 A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de "mejorar" o "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia.
La fe cristiana no puede aceptar "revelaciones" que pretenden superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas religiones no cristianas y también de ciertas sectas recientes que se fundan en semejantes "revelaciones".
Catecismo de la Iglesia Católica
Propósito
Pedirle a Dios que me ayude a eliminar todo lo que le ofende de mi comportamiento y por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, de nada sirve decir que estoy dispuesto a seguirte si no estoy dispuesto a servir y a entregarme a los demás. Gracias porque solo Tu eres capaz de ver más allá de sus pecados.
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