»Igualmente el Santo Concilio declara que tanto los niños como los adolescentes tienen derecho a que se les estimule a apreciar con recta conciencia los valores morales y a aceptarlos con adhesión personal, y también a conocer y a amar a Dios con más perfección». (Gravissimum Educationem Momentum, n. 1).
Un viejo aforismo pedagógico afirma que para enseñar latín a Juan hay que conocer el latín y conocer a Juan. Conocer a la persona es, por tanto, condición imprescindible para formarla mejor. Esta es la intención del presente apartado.
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