Celebración del comienzo de la catequesis

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Hemos redescubierto que también en la catequesis tiene un rol fundamental el primer anuncio o «kerygma», que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial. El kerygma es trinitario. Es el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre. En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». Cuando a este primer anuncio se le llama «primero», eso no significa que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y momentos[126]. Por ello, también «el sacerdote, como la Iglesia, debe crecer en la conciencia de su permanente necesidad de ser evangelizado»

SS Francisco, Evangeli Gaudium, n 164.

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En este artículo os presentamos un ejemplo de celebración para el inicio de la catequesis para niños, en cualquiera de sus etapas.

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Celebración del comienzo de la catequesis

Monición de entrada

En esta Misa del Domingo vamos a hacer una celebración especial dedicada a las personas que van a ser catequistas de niños de nuestra comunidad parroquial.

Ser catequista es una labor muy importante dentro de una comunidad cristiana.

Es compromiso para trabajar en la tarea que Jesús nos ha confiado a sus seguidores: ser luz para los demás, servir a los más pequeños y necesitados, ejercer nuestros dones y carismas en bien de toda la comunidad creyente.

Estos catequistas se han mostrado dispuestos a aceptar este compromiso de servir con alegría y esmero a nuestra Comunidad. Nos alegramos por su decisión, y también queremos que cuenten con todos nosotros para ayudarles en esta misión.

Saben que no son honores ni favores lo que van a recibir, sino una tarea que les va a llevar trabajo, tiempo y entrega.

Por nuestra oración al Espíritu Santo van a recibir fuerzas para cumplir con la misión que Jesús dio a sus discípulos: “Como el Padre me ha enviado, así os envío yo…Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a todos los hombres enseñándoles a guardar todo lo que os he anunciado..”

Comenzamos la Eucaristía cantando…

Saludo del sacerdote

Hermanos , es una suerte para la Iglesia, y para nuestra parroquia en particular, tener personas como vosotros que están dispuestas a dedicar parte de su tiempo a una misión tan importante como es la de catequista. Os lo agradecemos de todo corazón y le damos gracias a Dios por haberos escogido para esta tarea.

Reunidos en el nombre del Señor, celebramos esta acción de gracias al Padre y pedimos por nuestros hermanos. El Dios que nos salva, que nos transmite su palabra a través de personas y se hace presente con su Espíritu, esté con todos vosotros.

Nos pedimos perdón

Todos empezamos con muchas ganas el curso de Catequesis, pero a medida que pasa el tiempo, nos desanimamos. Muchas veces es porque no somos fieles a lo que Jesús espera de nosotros. Por eso pedimos su perdón al empezar esta celebración.

— A ti, Señor, te pedimos perdón por no responder a tu llamada. Señor, ten piedad…

— A ti, Señor, te pedimos perdón por nuestra falta de compromiso. Cristo, ten piedad…

— A ti, Señor, te pedimos perdón por nuestra pereza y desgana por extender tu Reino entre los hombres. Señor, ten piedad…

Gloria

En el Padre confiamos y en Jesús, que es su Palabra, y el Hijo del Eterno Padre. Por eso le decimos: Gracias, mil gracias, Señor, por tu inmenso y tierno amor.

Oración

Oh Dios, fuente de luz y de bondad,

que has mandado a tu único Hijo, Palabra de vida,

a revelar a los hombres el Misterio de tu Amor,

bendice a estos miembros de nuestra comunidad,

elegidos para el ministerio de catequistas.

Ayúdales a meditar tu Palabra,

para que la anuncien fielmente a sus hermanos.

Por nuestro….

Liturgia de la Palabra del día…

Homilía

La mano

A la pregunta del Escriba ¿Qué mandamiento es el primero de todo?. Jesús no duda. Lo primero de todo es amar. El amor es lo que justifica la existencia. De tal forma que se puede decir que quien ama acierta en la vida y quien no ama se equivoca, por muchos que sean sus logros en otros campos…

Cada día vamos construyendo en nosotros o un pequeño monstruo de egoísmo, frialdad e insensibilidad o un ser tierno, fraterno y solidario…Porque el amor es algo que no se improvisa, sino algo que hay que ir construyendo cada día..

El amor hay que aprenderlo y contagiarlo a los seres que tenemos a nuestro lado… especialmente con los gestos y obras…. y no tanto con palabras, porque el amor no es para hablarlo sino para vivirlo…

Son los gestos los que educan y marcan a las personas… Como el caso de Martín…

Se acercaba el día de Acción de Gracias y la maestra pidió a sus alumnos de primer grado que dibujaran algo por lo que estuvieran muy agradecidos. Pensó que esos niños, en su mayoría muy pobres, no tendrían muchas cosas que agradecer: Sabía que la mayoría de ellos pintarían pavos horneados, tortas, helados, tal vez la playa…

La maestra se quedó helada con el dibujo que le entregó Martín: una simple mano dibujada con dificultad, sin gracia.

¿Qué querría expresar con esa mano? ¿De quién sería esa mano? La clase quedó cautivada con el dibujo de Martín. .

— Maestra, esa es la mano de Dios que nos da la comida —dijo un alumno.

— Yo creo que es la mano del señor que vende los gallitos en el portón de la escuela —aventuró una niña.

— Es la mano del panadero que hace el pan y las tortas —expresó otra.

— Es la mano del médico que curó a Martín cuando estuvo hospitalizado —gritó con entusiasmo un niño. Martín permanecía en silencio negando con su cabeza. La maestra se acercó a él, se inclinó cariñosamente sobre su pupitre y le preguntó de quién era esa mano.

— Es su mano, señorita —dijo ruborizado. Entonces recordó la maestra que muchas veces, a la hora del recreo, había llevado a Martín, un niño muy débil y desamparado, de la mano. Y comprendió que ese gesto tan simple para ella era la experiencia más placentera en la vida de Martín.

Ser educador (padre, catequista, sacerdote, profesor…) es tener la mano siempre abierta, dispuesta a ayudar al que lo necesite. Frente a una cultura que separa, excluye, rechaza o convierte la mano en puño que golpea, abramos manos y corazones, enseñemos con la palabra y el ejemplo, el valor de la aceptación que crea alegría y esperanza.

Convirtámonos todos hoy en esa mano que acompaña, que apoya y que sostiene… Y así expresaremos el amor que hay en nuestro corazón y haremos este mundo más habitable y más bonito.

Oración de los fieles

— Para que nuestra catequesis sea un gran hogar donde se viva el espíritu de amistad y trabajo, y donde quepan todos los niños y los jóvenes. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Para que logremos crecer a lo largo del curso como personas y como cristianos. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Para que nos ayudemos entre todos, cada uno con las cualidades que tiene. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Para que nos respetemos y no haya entre nosotros abusos, ni peleas, ni marginaciones. Y que sepamos perdonar las ofensas de los demás, como Dios nos perdona a nosotros. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Empezar el curso como si nuestra parroquia fuera una isla perdida en el océano, ignorando la cruda realidad del resto de niños y niñas que nada tienen de lo mucho que tenemos nosotros, sería una gran injusticia, un gran olvido, una mala forma de empezar el curso. Te pedimos que todos los niños del mundo tengan escuela, familia, pan y cariño. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Para que Jesús sea nuestro amigo a lo largo del curso. ROGUEMOS AL SEÑOR…

Llamada y presentación de los catequistas

Ahora, van a ser llamados los que durante este curso impartirán la catequesis en nuestra parroquia.

Nuestros catequistas van a recibir ahora la Biblia y el Catecismo que van a utilizar en la catequesis. El sacerdote se los va a entregar y a la vez va a pronunciar una oración:

“Transmite fielmente la Palabra de Dios”

Todos seguiremos con mucha atención este momento tan importante de la entrega de la palabra de Dios.

Sacerdote: N., recibe el Libro de la Sagrada Escritura y el Catecismo para la Vida Cristiana. Transmite fielmente la Palabra de Dios para que tome fuerza y vigor en tu grupo de amigos de Jesús.

(Los catequistas se quedan haciendo un semicírculo enfrente del altar para recibir la bendición)

Sacerdote: El Señor esté en vuestro corazón y en vuestros labios, para que podáis anunciar dignamente su Evangelio….Amén.

María, Madre y modelo de los catequistas, os acompañe con su protección… Amén.

Id y enseñad lo que el Señor nos ha mandado, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Asamblea: (da un aplauso en señal de aceptación)

Hermanos, estos son los que van a recibir la misión de catequistas durante este curso. Demos gracias a Dios.

Todos: Demos gracias a Dios.

Rito de las ofrendas

Gesto simbólico

Cirio Pascual encendido. Un niño realiza el gesto mientras se va explicando

Vamos a hacer un gesto simbólico. Ahí está el Cirio Pascual que representa a Jesús y se enciende el Sábado de Resurrección. El es la luz que ilumina a todo hombre que quiere escucharle y ser su discípulo.

Ahora encendemos con su luz tres cirios que están en este lado del altar.

  • un cirio representa a los chicos y chicas que vais a participar en catequesis: que la luz de Jesús os aclare para que este año sepáis elegir bien, os eduquéis y hagáis lo que es bueno;
  • otro cirio representa al catequista: que la luz de Jesús le ilumine para que enseñe bien;
  • el otro cirio representa al grupo: que entre todos nos demos buenos ejemplos para aprender y hacer lo mejor.

Para una celebración de catequistas

Se entrega a cada uno una pequeña vela encendida del Cirio Pascual

La llama encendida simboliza luz y calor. Nosotros, los catequistas, llevamos luz y calor a los niños y debemos darnos cuenta de la importancia de nuestra acción en las vidas de los niños.

Como educadores cristianos, la luz que llevamos es la misma luz de Cristo.

¿Qué pasaría ahora si alguna vela se os apaga? Sin duda, los compañeros de al lado os la volverían a encender:

De la misma manera, si alguna vez a lo largo del curso nuestra luz se empieza a apagar, no estaremos solos, somos una comunidad de compañeros que nos podemos dar luz y nos podemos ayudar.

Prefacio

Te damos las gracias, Padre de bondad,

por habernos dado a Jesús, tu Hijo,

amigo y hermano nuestro.

Su amor se manifestó a los pobres y enfermos,

a los pequeños y sencillos.

Su vida y su mensaje son para nosotros la prueba

de que eres un Dios que cuidas de los hombres,

como un padre se preocupa de sus hijos.

Por eso te alabamos y glorificamos,

y con los ángeles y los santos

proclamamos y cantamos tu bondad…

Santo, Santo, Santo…

Preparamos el banquete

Pedimos el pan

De todas las oraciones que aprendemos en la catequesis, la más bonita es el Padrenuestro. Una oración que rezaba Jesús, se la enseñó a sus amigos y se ha ido transmitiendo de generación en generación hasta llegar a nosotros. Es la más bonita porque en ella decimos que todos somos una gran familia y tenemos un Padre extraordinario, que nos da el pan de cada día. Por eso unidos decimos: Padre nuestro…

Sellamos la Paz

“Mi paz os dejo, mi paz os doy”, son las palabras de Jesús al enviar a sus Apóstoles a anunciar el Evangelio. Ese va a ser nuestro saludo de hoy y el de todos los días.

— Que la paz de Jesús esté con vosotros…

— Nos damos como amigos y hermanos la paz…

(Los niños van a dar la paz a los catequistas)

Compartimos el pan

Jesús es un pan distinto al de todos los días. Si alguien come de ese pan, vivirá para siempre, porque el pan de Jesús es su amor, su vida entregada por nosotros.

— Dichosos los invitados a su mesa…

Ritos finales

Gracias a los catequistas

No hace falta ser rico para ser agradecido, sino tener un corazón que sepa reconocer lo que otros hacen por ti. Por eso decimos:

Todos: Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.

Quiero ser agradecido, por los vestidos que llevo, por el alimento que como y por todas las cosas que tengo.

Todos: Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.

Gracias, Señor, por las personas que me quieren y cuidan todos los días. Porque tengo una casa y una familia, para descansar y disfrutar.

Todos. Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.

Gracias por los ratos que paso en la Iglesia. Por los catequistas, por el cura y los amigos. Gracias por tratarnos con tanto cariño.

Todos: Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.

Entrega de los Catecismos

Celebrante: (Llama a un niño/a y le entrega el catecismo)

Recibid este catecismo. Durante el curso, en él encontraréis la luz del Evangelio. Descubrirla y vivirla cada día.

(Se va llamando a los niños y entregándoles el Catecismo…)

Celebrante: (Llama a un padre o madre de familia y le entrega la Biblia)

En nombre de todos los padres de familia de la parroquia, recibid el Libro de la Palabra de Dios. Que ella os ilumine para guiar a vuestros hijos por el camino de la fe y hacer de vuestra familia una familia cristiana.

Oración del Catequista:

Señor,

tu elección llega por caminos insospechados.

Nos llamas a través de otras personas.

Nos llamas, sobre todo, por medio de los niños.

Te doy gracias, porque me has llamado y me has elegido

para acompañar a unos niños

en su despertar a la vida y a la fe.

¿Sabré corresponder a tu confianza?

Envía tu lluvia y tu sol

sobre el desierto de mi tierra

para que produzca flores y frutos de vida.

Agarra mi mano con tu mano

para que juntos, agarremos muchas manos

y alcemos muchas vidas hacia las alturas.

Gracias porque nos has llamado

y nos has elegido.

Canto de acción de gracias:

Oración final

La recitan todos a dos coros… Con niños, conviene leérsela antes y glosarla levemente para que entiendan lo que rezan. Motivarles también a que rezar es más que leer, es decirlo dirigiéndose a Jesús, no hace falta gritar:

Aquí estoy, Señor,

junto a ti que eres la luz.

Miro tu luz y, a veces, apenas la veo

porque me ciegan otras cosas.

Pero yo te busco y te quiero.

Yo te necesito, Jesús.

Quiero tu luz más que ninguna.

Abre mis ojos, Señor,

y alumbra mi mirada.

Aquí estoy, Señor, con mis amigos

y mi curso recién estrenado. Me gusta estrenar.

Aquí estoy, Señor,

junto a ti que eres la luz.

Miro tu luz y, a veces, apenas la veo

porque me ciegan otras cosas.

Pero yo te busco y te quiero.

Yo te necesito, Jesús.

Quiero tu luz más que ninguna.

Abre mis ojos, Señor,

y alumbra mi mirada.

Quiero que tu luz crezca dentro de mí.

Quiero que mi cerilla sea antorcha un día,

y la antorcha, hoguera que dé calor, el calor de la alegría y la amistad.

Yo te prometo, Señor, esforzarme

en no dejar que se apague la luz y en hacerla crecer día a día

a lo largo del curso y de la vida.

Quiero ver con tu luz

en cada hombre un hermano,

en la naturaleza un regalo de tu parte,

y en cada día otra oportunidad para saber corresponderte.

Señor, quiero amarte y servirte en todo y en todos.

Alumbra mi vida con la tuya

y ayúdame a ser antorcha encendida

por tu amor.

Bendición

— Dios Padre, que nos ha enviado a su Hijo para revelarnos su plan de amor, os colme de toda bendición. Amén.

— Jesús, salvador, que llama a los hombres a vivir en comunión con el Padre y con el Espíritu, os acompañe con su gracia. Amén.

— El Espíritu del Señor Resucitado, que concede a la Iglesia sus carismas para el bien de todos, os conceda su luz y el gozo de actuar en comunión con los demás ministerios de la comunidad. Amén.

La bendición de Dios todopoderoso…

Artículo original de Juan Jáuregui

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