
Os presentamos el cuento de El gigante egoísta, una bonita historia para que los niños aprendan el valor de la generosidad.
El gigante egoísta
Todas las tardes al salir de la escuela los niños tenían la costumbre de ir a jugar al jardín del gigante.
Era un jardín grande y bello, con suave y verde hierba. Acá y allá, sobre la hierba, brotaban preciosas flores semejantes a estrellas, y había doce melocotoneros que en primavera se cubrían de delicadas flores color rosa y perla, y que en otoño daban sabroso fruto.